Pronóstico Barcelona-Real Madrid: ¿quién ganará el quinto Clásico de la temporada?

Las pocas universidades (en la antigüedad sólo había dos, en México y Lima) no tenían otra tarea que la de difundir y defender la teología, cuando ni siquiera asumieron -unos siglos antes de que la Iglesia la convirtiera en dogma- la propaganda en favor de la Inmaculada Concepción. Peligroso, en el seg. XVII, se consideraron libros de propaganda protestante, introducidos por bucaneros, casi todos luteranos; en el siglo siguiente, los que exponían las nuevas doctrinas políticas parecían aún más peligrosos. Después de 1989, como es natural, la persecución se hizo más feroz, al punto de encarcelar en Bogotá a todos los que leyeran las gacetas francesas y prohibir la instalación de imprentas en ciudades de más de 40.000 habitantes; pero también es natural que cuanto más severas eran las persecuciones, más extendidas tenían las obras perseguidas. Particularmente perseguidas fueron dos obras que de hecho tuvieron una gran influencia en la formación de la mentalidad revolucionaria americana: la Historia de América de Robertson, que había aparecido en 1777, y la Histoire philosophique et politique des établissements et du commerce des europééns dans les deux Indes de Abbot. Raynal, que es de 1774; el primero sigue siendo muy importante hoy en día; prolijo, magnilocuente y vacío el segundo, pero ambos informados por un espíritu ferozmente antiespañol.

En ese período, el Paris Saint Germain registró una gran presencia ultras a pesar de los malos resultados sobre el terreno de juego. En época española, hasta 1641, la metrópoli se opuso a los holandeses con tropas regulares: y entre ellas, algunos tercios napolitanos, comandados por el marqués de Torrecuso y por el conde Sanfelice di Bagnoli. No es de extrañar entonces que, a fines del siglo XVII, una ciudad como Buenos Aires, que ya contaba con diez mil habitantes, no tuviera médico y su cabildo pidiera en vano al rey fondos para un hospital. Los abogados, especialmente si eran criollos o mestizos, eran mirados con gran recelo y se oponían todo tipo de obstáculos para el ejercicio de su profesión: así, en las universidades peruanas, la ley prohibía la matrícula de estudiantes mestizos, negros o mulatos; y cuando los habitantes de Buenos Aires pidieron la creación de una universidad, el obispo De la Torre se opuso con todas sus energías, como si se tratara de un sacrilegio. En 1796 se produjo un gran escándalo por el hecho de que, al hacer un inventario de los bienes del difunto obispo Azamor, se encontraron muchos libros prohibidos, entre ellos El paraíso perdido, las obras de Voltaire y Montesquieu y La ciencia de la cesión de Filangieri. Y agregaremos, para recordar otras influencias italianas, que la mentalidad económica de los líderes de la revolución del Plata se basó en gran medida en las obras de Galiani y Genovesi, de quien Belgrano se declaró admirador y discípulo.

Otros libros muy buscados y estudiados por la nueva sociedad criolla fueron las obras de Montesquieu, Rousseau, Voltaire. Para ello, pidió autorización para salir al exterior, con el pretexto de acudir al balneario de Plombières para unos tratamientos; habiéndolo obtenido, abandonó inmediatamente España y se dirigió en cambio a Burdeos, hogar de un nutrido grupo de emigrantes españoles que huyeron de su tierra natal para escapar de la persecución realista. 1928-29 – 7° en el Grupo I de la Segunda División. 2007-08 – 10º en Segunda División. 1950-51 – 4º en el Grupo II de la Segunda División. El 23 de enero, el Atlético fue eliminado de la Copa del Rey, en los dieciseisavos de final, por el Leonesa de Segunda División B, por 2-1 en la prórroga. Al año siguiente los blancos no pudieron repetir las hazañas de los años anteriores: un comienzo poco convincente les excluyó de la lucha por el título desde el principio. Más desafortunado fue el intento de los holandeses en Chile: ocuparon Valdivia en 1643, tuvieron que despejarla al año siguiente.

Los siguientes años se caracterizaron por continuos altibajos: el equipo consiguió el ascenso inmediato y luego volvió a descender, para volver a subir de nuevo en Liga al año siguiente. Baste recordar las más importantes, como la sublevación de los indios chunchos en el Perú (1742) y, seis años después, también en el Perú, una segunda sublevación de indios de otras tribus, respaldados por esclavos negros, con la intención de restauración del imperio de los Incas. En el mismo Perú, la rebelión de Tupac-Amaru, de la que ya se ha hablado (§ 2), fue continuada, después del martirio de ese cacique, por uno de sus hermanos y por los hermanos Catasí, en las provincias de Cuzco y La Paz. (Bolivia), hasta fines de 1782. También en 1781, estalló una nueva revuelta de comuneros en la Nueva Granada. Pero, tras la restauración de Portugal, Juan IV, ya comprometido contra los holandeses en Malaca, Colombo y el Cabo, no pudo intervenir directamente con fuerzas armadas y por tanto favoreció la recuperación de los brasileños, que comenzó con la salida de Mauricio de Nassau ( 1644).. El alma del movimiento fue el mulato Fernandes Vieira, apoyado por el indio Camarão, el blanco Vidal de Negreiros y el valiente negro Henrique Dias. Entre los primeros hay que recordar el levantamiento de los comuneros en Paraguay (1721), que terminó con el fusilamiento de su líder, el juez José de Antequera (1731); la revuelta de los indios de la misión de Chanchamayo, quienes masacraron a varios religiosos; la rebelión de los venezolanos, encabezada por Juan Francisco de León, contra los abusos de la Compañía Guipuzcoana (1749); el levantamiento de las milicias de La Rioja y Catamarca (1752) contra la obligatoriedad del servicio militar periódico; el levantamiento de los indígenas de Quito contra los impuestos (1755); el levantamiento de los indios de Izúcar (1781) y, más importante, la revuelta de los indios de Yucatán (1765), encabezada por un panadero, Giacinto Canek, que fue una verdadera guerra contra los excesos de impuestos y los rigores de las cortes de la justicia, y fue sofocado en mucha sangre.